Estamos atravezando una etapa de gran afervescencia en Ias artes, especialmente en la música. De hecho, en estos últimos años la musica popular brasilera viene alcanzando, dentro del contexto internacional, un nível que a veces la coloca entre los grandes acontecimientos de la composición, de la interpretación y de Ia orquestación. Acontecimientos que se verifican en ambientes de condiciones favorables como EUROPA y USA.
Esa evolución, tan benéfica para nuestra cultura se debe al esfuerzo de varios grupos litero-musicales surgidos en los últimos años, de los cuales el movimiento "Bossa Nova" fué bien un elocuente testimonio. Pero, en todos esos movimientos, antes como ahora, la presencia del músico instrumentista ha sido reclamada, tanto por los referidos "grupos como también por los admiradores de la música instrumental.
Sin duda no se puede negar la participación en el movimiento BN de intrumentistas como Baden Powel. También Luiz Eça, César Camargo Mariano, Edson Machado, Salvador y Tenorio Jr., que "concibieron" sus trios, representan igualmente una substancial contibución al aparecimiento del solista instrumental como integrado en el movimiento.
Cabe aqui solo un reparo: el surgimiento de algunos de esos trios en eI escenario fonográfico parece haber sido posible en virtud de tener sus componentes usado, como medio de llegar al público, la vocalización.
Esto bien retrata la dificuldad del "aparecimiento" de instrumentistas del quilate de un Cipó, de un Aurino, así como de Casé, Meirelles, Maciel, Clélio, Raulzinho, Pedro Paulo, Maguinho y tantos otros, cuya dedicación al instrumento no ha merecido sino esporádicamente la atención que se espera de la crítica especializada.
Comprendemos que analizar música instrumental requiere una especialización que no siempre encontramos en los críticos conocidos del público. Y entre estudiar el asunto o hablar mal, la segunda alternativa es la mas fácil. Es la menos comprometedora.
Esa injusta situación ha ocacionado la desesperanza y hasta mismo la apatía en grandes solistas como Zé Bodega, Norato, Fat's Elpidio y Jorginho, para citar pocos.
Muchos escapan para la Medicina, Odontologia, Derecho, en busca de una solución. Pero la música permanece latente y es lo que realmente les corre en Ias venas.
Una parte, sin embargo, resiste y estimula a otros valores que surgen. Y espero que surjan a decenas. Que surjan siempre músicos dedicados como los saxofonistas Victor Assis y Yon. Y que podamos contar siempre con instrumentistas como Oberdán, sax tenor, Constâncio, trombón, Darcy, trompeta, Wagner, piano, Pascoal, bateira y Luiz Carlos, contrabajo, a los cuales agradezco el entusiasmo y la determinación con que realizaron Ia tarea de solidificar el prestigio del músico instrumentista brasilero. Cierta parte de la critica mantiene un cierto preconcepto para con los instrumentos de soplo, tales como trompeta, sax alto o sax tenor. Esta parte sustenta que esos instrumentos contaminan el samba de un mal que denominan "jazzificación". EI músico, no obstante, intuitivo, no consegue separarse de la identidad entre jazz y samba, manifestaciones artísticas de orígen común: Africa.
Este disco cristaliza todo el esfuerzo y la dedicación de los músicos y técnicos que lo compusieron. Gracias a ellos y al grande amigo Cadaxo, podemos dedicarlo a los apreciadores de la música instrumental. En particular, todo eI trabalo tuvo una direción cierta: todos los músicos que, por lo menos una hora por dia se dedicari ai perfeccionamento de su técnica y de su gusto por la música.